Cecilia Sanz Cardeñosa
Martes 4 de diciembre
El asesinato de 20
rebeldes de las FARC en un bombardeo empaña las negociaciones de paz
Pese a que actualmente se había establecido un supuesto
proceso de paz, los operativos de las fuerzas militares colombianas no han
cesado. Mientras siguen en Cuba las negociaciones entre el Gobierno y la
guerrilla, este lunes se supo que tropas del Ejército y la Fuerza Aérea
asaltaron el domingo un campamento guerrillero. Durante el ataque a la columna móvil “Mariscal Antonio José
Sucre” en el departamento de Nariño, al sur del país, fueron abatidos al menos
20 guerrilleros. Además, fuentes militares aseguran que entre los fallecidos se
encuentra el cabecilla de esta unidad de las FARC, alias Guillermo Pequeño.
El grupo armado aún no se
ha pronunciado al respecto. Lo que sí que es cierto, es que el mismo día que
comenzaban las negociaciones, sólo la guerrilla anunció un alto el fuego
unilateral, al que no se sumaron las fuerzas de seguridad del Estado. Por su
parte, el Gobierno colombiano afirmó que sólo cesará la persecución a los
rebeldes cuando se haya logrado un acuerdo definitivo, con el correspondiente
abandono de las armas.
La reacción del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos,
no se ha hecho esperar. En un contundente discurso pronunciado el sábado,
concluyó que si la guerrilla quiere pasar de las “balas a los votos y hacer su
política”, debe dejar definitivamente las armas. Además, ha establecido
noviembre de 2013 como fecha límite para el proceso de paz. El presidente
también tuvo que pedir paciencia a la opinión pública colombiana, ya que “se
están discutiendo unos temas muy complejos”, y no se puede exigir unos
resultados inmediatos.
Las declaraciones de Santos se produjeron horas después de la
publicación de una entrevista a Sara Ramírez, miembro del equipo negociador de
la guerrilla y expareja del máximo dirigente de las FARC Manuel Marulanda
Vélez, Tirofijo. Las intervenciones
de Ramírez revelaban que el grupo armado tiene en su poder a militares
colombianos. Además, afirmó que la intención principal es la de proponer que
estos sean intercambiados por prisioneros de la guerrilla que se encuentran en
las cárceles colombianas.
De esta manera, las FARC trata de añadir inesperadamente
nuevas condiciones para la negociación. Y esta no sería la primera vez. El jefe
del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle Lombana, se ha
apresurado a rechazar la propuesta, para que de esta manera no entre si quiera
en la agenda de las conversaciones. Los continuos cambios de rumbo de los
argumentos avanzados por las FARC han sido criticados por diferentes sectores políticos.
Incluso se ha acusado al grupo armado de emplear el mismo proceso de paz como
estrategia para ganar tiempo y rearmarse.
Las negociaciones para el proceso de paz, que comenzaron el
pasado 19 de noviembre después de haber sido aplazadas cuatro días, se
caracterizan por la controversia. En un discurso anterior, Santos ya tuvo que
reprochar a los guerrilleros las filtraciones de ciertos temas de la
negociación a los medios de comunicación. Además su postura fue tajante: “no
habrá paz” si las filtraciones continúan. Mientras que ninguno de los negociadores del
Gobierno ha dado declaraciones a la prensa, la guerrilla ha optado por una
estrategia diversa, haciendo anuncios diarios a la entrada del Palacio de
Convenciones en La Habana, lugar donde se llevan las negociaciones. Alguno de
los negociadores del gobierno sí que se han pronunciado, aunque solo haya sido,
como es el caso de Humberto de la Calle, para anunciar que, por su parte, “no
se negociará a través de los micrófonos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario